Enterrada
por el tiempo,
abandonada
y sentenciada a no ser vista.
Una
mirada triste,
sin
vida, sin aliento.
Se
reflejó en mis retinas
y
no se que fue,
tal
vez el recuerdo
tal
vez ese sentimiento,
desconocido
y conocido a su vez,
que
me atrapo en el tiempo
como
dos estalactitas
en
contacto con el calor de la vida.
Aun
no se, si eran mías
o
eran suyas,
las
lágrimas que corrían por mis mejillas.
Ese
día prometí y sentencié,
la
vida que no le pude devolver a uno
se
la devolvería a él.
Hoy,
mirada con mirada
veo
alegría y veo vida.
rbk
escrito
el 02/02/12